domingo, 30 de mayo de 2010

Grecia,CDS y el Euro



GRECIA.CDS.EURO

La crisis de la deuda griega tuvo en jaque al proyecto completo de la Unión Económica y Monetaria durante dos meses. Para hacer frente a esta situación, los países de la UE decidieron adoptar un acuerdo histórico y movilizar hasta 750.000 millones de euros para atender posibles problemas en cualquier país de la zona euro.

¿Qué lección puede sacar Europa de todo este episodio? En mi opinión, la principal lección es que Europa puede y debe dar la batalla a los especuladores en su mismo terreno, cada vez que se ataque a su moneda o a la credibilidad de sus Estados. Y la principal lección es que de ahora en adelante lo debe hacer mediante mecanismos de mercado, y no a través de clásicos mecanismos de ayuda entre Estados como los utilizados hasta ahora, que han resultado más lentos y más costosos.

Los Estados ingresan a través de los impuestos y gastan en proyectos públicos de toda índole. Cuando los gastos superan a los ingresos, se genera déficit que hay que financiar emitiendo títulos de deuda pública.

Esos títulos de deuda pública (letras o bonos del Estado) se venden mediante subastas públicas en fechas fijas a las que puede concurrir todo el mundo y que garantizan a los ahorradores que compran los títulos una rentabilidad a tipo de interés y plazo fijo. Esto es lo que se llama mercado primario de deuda. En este mercado, cuanto menos atractiva es la deuda de un Estado (porque se teme, como en el caso griego, que termine no pagando la deuda) mayores son los tipos de interés que ese Estado tiene que prometer para que los ahorradores asuman ese riesgo y le compren sus títulos.

Esto explica por qué Grecia tenía que pagar en el peor momento de la crisis casi 7 puntos más por colocar su deuda de lo que Alemania tenía que pagar para colocar la suya.

Encima de ese mercado primario existe un mercado secundario de seguros sobre el riesgo de impago de esa deuda pública (el famoso mercado de los CDS, Credit Default Swaps) ¿Y qué son los CDS? Pues son unos títulos mediante los cuales las entidades privadas que los emiten se comprometen a pagar a los compradores la cantidad que han invertido en deuda pública, en el caso de que el Estado afectado (por ejemplo Grecia) se declarara insolvente. La cobertura de este riesgo, como en cualquier otro seguro, se hace a cambio de una prima que los ahorradores pagan al comprar el CDS. Como es lógico, si usted fuera especulador estaría muy interesado en mantener el miedo sobre Grecia muy alto, primero para aumentar las primas, y segundo para

ganar dinero en bolsa con los CDS que no pararían de subir, mientras nadie contrarrestara ese miedo.

Esa fácil ganancia en un clima de desconfianza creciente es lo que atrajo a todos los especuladores mundiales contra Grecia, como las abejas que se amontonan ante un tarro repleto de miel.

Y ante tal desbarajuste, ¿ qué podían haber hecho los Estados para solucionar ese círculo vicioso que estaba penalizando a Grecia y poniendo en peligro toda la Unión Monetaria?

La primera opción era atacar la raíz del problema original, utilizando mecanismos clásicos de Estado: es decir,dar préstamos a Grecia para que pagara sus deudas y no tuviera que acudir a los mercados, a cambio de que presentara un plan creíble de reducción del déficit. Esto es lo que decidieron hacer la UE y el FMI entre finales de abril y el primer fin de semana de mayo. Sin embargo, las reticencias de Alemania y los retrasos en acordar las ayudas implicaron en todo caso que el coste del salvamento para Grecia se duplicara en apenas dos semanas.

En segundo lugar, la UE podría haber intervenido directamente en los mercados, de forma más rápida,silenciosa y efectiva. La UE podría haberse dejarse de tanto aparataje institucional y haber actuado de forma mucho más contundente para terminar reventando la burbuja especulativa como finalmente terminó logrando.

Para ello, los Estados que estaban dispuestos a ayudar a Grecia debían haber acudido directamente a las subastas del Tesoro griego y haber comprado sus títulos de deuda. Esto habría garantizado a Grecia una colocación rápida de sus títulos, a un precio mucho más bajo que el que terminaron exigiéndole los mercados.

Lo ideal habría sido disponer de un Tesoro Europeo para realizar esa función de forma coordinada, pero ante la falta del mismo, el Banco Central Europeo habría valido.

Y en tercer lugar, los Estados europeos podrían haber entrado directamente a ofrecer garantías sobre la deuda griega, para aminorar la especulación en el mercado de los CDS. Una posibilidad habría sido poner en circulación CDS públicos, de tal forma que la avalancha de esos CDS públicos habría inundado el mercado de CDS privados,

y los ahorradores que buscaban seguros contra el impago griego los habrían podido adquirir pagando primas cada vez menores.

La decision que finalmente adoptó la UE el segundo fin de semana de Mayo demuestra que Europa aprendió de los errores cometidos con Grecia.

En primer lugar, se aprobó un paquete de ayudas directas a Grecia con el fin de aminorar su problema estructural de falta de acceso al crédito.

Asimismo, se decidió autorizar al BCE a comprar directamente en el mercado de deuda los títulos de los países con mayores dificultades potenciales (empezando por Portugal). Y en tercer lugar, la UE decidió no ofrecer CDS públicos , pero a cambio activó un mecanismo de garantías cruzadas entre Estados con capacidad de cubrir hasta 750.000 millones de euros, que debería ser suficiente para evitar nuevas especulaciones, si de verdad se atienden los problemas subyacentes de déficits excesivos en los países afectados.

En definitiva, las dudas y la falta de coordinación europea en el ámbito fiscal ha estado a punto de costarnos a todos la existencia del euro, tan sólo una década después de su creación. Pero a cambio, y tras muchos titubeos, Europa supo adoptar las decisiones correctas y logró llevar la política al terreno de los mercados para plantar cara a los especuladores con sus mismas armas. La conclusión de todo este peligroso episodio es que la UE ha terminado dando un salto cualitativo hacia un verdadero gobierno económico común. Se trata de un pequeño paso que supone un salto de gigante para el futuro del proyecto europeo.

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