En el dia de hoy se ha conocido una sentencia del Tribunal Constitucional que resuelve favorablemente en amparo a un preso que había denunciado que le cortaban el pelo en su celda a traves de los barrotes.
Leí esta noticia mediante el periodico El Mundo. Una mas,sin duda,de esas noticias que uno lee y pasan al pozo sin fondo de nuestro diario convivir; sin embargo,un repaso por los comentarios ha hecho no solo que redacte esta entrada sino que una vez mas siento verguenza ajena. Y mas al pensar que sin duda los comentarios pueden pertenecer a esa masa anónima que convive,rie,trabaja o se asocia con nosotros en nuestra cotidiana vida.
Y no es que se custione la sentencia del TC sino que los ataques van en la línea de hundir en la podredumbre nuestros propios e inalienables derechos,nuestra dignidad como personas. Ahí es donde radica el verdadero problema. El problema de ser hombre. La dignidad humana es la de todos. Y mas si cabe cuando uno está privado de libertad. Porque el recurrente no se le está juzgando cada dia o cada instante;lo que se juzga es un hecho,por lo demás denigrante,que afecta a las personas independientemente del delito que se halla cometido o de la situación en la que se halle o encuentre. Como tampoco debe afectar si es rico o pobre,blanco o negro,catòlico o ateo,de izquierdas o de derechas.
Pena y lástima siento también por aquellos jueces que no supieron,o no quisieron ver la tropelía que acarreaba tal medida puesta en practica por la dirección del penal. Ni el juez de Vigilancia Penitenciaria,ni los de la Audiencia Provincial ni Fiscales. En fin,todo un aparato de justicia que ha permitido que se vilipendie los derechos de una persona durante 10 años; pues ese ha sido el tiempo que se ha tardado en dictar sentencia. Bueno a esto ya estamos acostumbrados.
Lo peor del caso es que no vemos un horizonte muy despejado en esto de la justicia.
Leí esta noticia mediante el periodico El Mundo. Una mas,sin duda,de esas noticias que uno lee y pasan al pozo sin fondo de nuestro diario convivir; sin embargo,un repaso por los comentarios ha hecho no solo que redacte esta entrada sino que una vez mas siento verguenza ajena. Y mas al pensar que sin duda los comentarios pueden pertenecer a esa masa anónima que convive,rie,trabaja o se asocia con nosotros en nuestra cotidiana vida.
Y no es que se custione la sentencia del TC sino que los ataques van en la línea de hundir en la podredumbre nuestros propios e inalienables derechos,nuestra dignidad como personas. Ahí es donde radica el verdadero problema. El problema de ser hombre. La dignidad humana es la de todos. Y mas si cabe cuando uno está privado de libertad. Porque el recurrente no se le está juzgando cada dia o cada instante;lo que se juzga es un hecho,por lo demás denigrante,que afecta a las personas independientemente del delito que se halla cometido o de la situación en la que se halle o encuentre. Como tampoco debe afectar si es rico o pobre,blanco o negro,catòlico o ateo,de izquierdas o de derechas.
Pena y lástima siento también por aquellos jueces que no supieron,o no quisieron ver la tropelía que acarreaba tal medida puesta en practica por la dirección del penal. Ni el juez de Vigilancia Penitenciaria,ni los de la Audiencia Provincial ni Fiscales. En fin,todo un aparato de justicia que ha permitido que se vilipendie los derechos de una persona durante 10 años; pues ese ha sido el tiempo que se ha tardado en dictar sentencia. Bueno a esto ya estamos acostumbrados.
Lo peor del caso es que no vemos un horizonte muy despejado en esto de la justicia.
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