Los chinos, que hacen de la comida uno de los centros de su universo como otras tantas civilizaciones no muy lejanas a nosotros, llaman a esta situación de sobreexplotación chi ("comer") ku ("amargura").
Para llegar a ser la segunda economía del orbe China a tenido o está teniendo que pagar un alto precio; un precio que,al igual que en Occidente,recae en los mas débiles. Es como una ley inexorable de la cual no se puede escapar.
El germen de este chi-ku fue el proceso de emigración masiva que acompañó la reforma de Deng Xiao Ping, saludada en Occidente como la fuente del milagro chino. La reforma, iniciada poco después de la muerte de Mao Tse Tung en 1976 y acelerada en las décadas de los años 80 y 90, impulsó un desmantelamiento de empresas estatales, la desregulación del sector agrícola y la apertura al capital extranjero con una explosión de las llamadas joint-ventures.
Pero esta migración no se produce solo en el orden interno sino que se ha trasladado a cualquier parte del Mundo. Todos los dias nos llegan noticias del establecimiento de ciudadanos chinos en cualquier lugar del planeta y,en muchos casos también,la noticia va asociada a condiciones de vida que rayan la indignidad. Los derechos fundamentales de cualquier persona se ven pisoteados muchas veces por las propias bandas de sus propios conciudadanos; y es que se ha instalado entre ellos lo peor que,como humanos,atesoramos.
Las últimas cifras conocidas y fiables sobre la emigración exterior China nos arroja un saldo de tres millones; no sería descabellado pensar que estos flujos se incrementasen a tasas por encima del 10% con lo cual tendríamos una verdadera marea humana correteando por el mundo y de forma clandestina en la mayoría de los casos.
Si se confirman las cifras de la economía China durante los próximos años es posible que la tendencia se corrija,en caso contrario,ya no sera una utopía ver "barrios chinos" en todas nuestras ciudades y no solo en San Francisco o Barcelona.
Para llegar a ser la segunda economía del orbe China a tenido o está teniendo que pagar un alto precio; un precio que,al igual que en Occidente,recae en los mas débiles. Es como una ley inexorable de la cual no se puede escapar.
El germen de este chi-ku fue el proceso de emigración masiva que acompañó la reforma de Deng Xiao Ping, saludada en Occidente como la fuente del milagro chino. La reforma, iniciada poco después de la muerte de Mao Tse Tung en 1976 y acelerada en las décadas de los años 80 y 90, impulsó un desmantelamiento de empresas estatales, la desregulación del sector agrícola y la apertura al capital extranjero con una explosión de las llamadas joint-ventures.
Pero esta migración no se produce solo en el orden interno sino que se ha trasladado a cualquier parte del Mundo. Todos los dias nos llegan noticias del establecimiento de ciudadanos chinos en cualquier lugar del planeta y,en muchos casos también,la noticia va asociada a condiciones de vida que rayan la indignidad. Los derechos fundamentales de cualquier persona se ven pisoteados muchas veces por las propias bandas de sus propios conciudadanos; y es que se ha instalado entre ellos lo peor que,como humanos,atesoramos.
Las últimas cifras conocidas y fiables sobre la emigración exterior China nos arroja un saldo de tres millones; no sería descabellado pensar que estos flujos se incrementasen a tasas por encima del 10% con lo cual tendríamos una verdadera marea humana correteando por el mundo y de forma clandestina en la mayoría de los casos.
Si se confirman las cifras de la economía China durante los próximos años es posible que la tendencia se corrija,en caso contrario,ya no sera una utopía ver "barrios chinos" en todas nuestras ciudades y no solo en San Francisco o Barcelona.
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