El último estudio de Funcas alerta sobre la escasa competitividad de la economía española; pone cierto enfásis en que no hemos sido capaces de mejorar nuestros ratios ni siquiera en estos momentos de crisis,añadiendo: “la recuperación de competitividad habría sido nula" Si la comparativa se realiza a partir de los precios reales del consumo las cosas tampoco mejoran y volvemos a perder competitividad con Alemania, Francia e Italia. En cambio, ganamos con respecto a Reino Unido, EEUU y Japón.
Por el lado positivo encontramos que según los últimos datos de la Organización Mundial del Comercio. España perdió entre 1999 y 2009 sólo un 4,3% de cuota de mercado. En cambio, Francia dejó en el camino un 31%; EEUU, un 30%, y Reino Unido, un 40%. China ha avanzado un 181%. Y aunque sirve de consuelo no por ello debemos hechar las campanas al vuelo.
Lo cierto es que la pérdida de competitividad es evidente pero vincularlo tan solo a la productividad puede ser tan dañino como ligarlo a la inflacción; en el término medio dicen que está la virtud. Pero también es evidente que las grandes empresas españolas no quieren oir nada de este tema y ellas si que deberían dar cierto ejemplo. No parece razonable que obtengan pingues beneficios mientras mantienen remuneraciones dignas del subempleo,eso que solemos denominar mileuristas. Claro que en las empresas públicas tampoco están como para dar ejemplo,las tasas de temporabilidad en estas roza lo escandaloso mientras los políticos crean cada vez mas con cierto ingenio pequeños reinos de taifas que se escapan a todo control y solo,para dar de comer a los agentes amigos o próximos al partido. Y ya casi nos dá igual que nos innunden con escándalos; a base de ser tantos ya comenzamos a estar anestesiados. Y así nos vá.
Por el lado positivo encontramos que según los últimos datos de la Organización Mundial del Comercio. España perdió entre 1999 y 2009 sólo un 4,3% de cuota de mercado. En cambio, Francia dejó en el camino un 31%; EEUU, un 30%, y Reino Unido, un 40%. China ha avanzado un 181%. Y aunque sirve de consuelo no por ello debemos hechar las campanas al vuelo.
Lo cierto es que la pérdida de competitividad es evidente pero vincularlo tan solo a la productividad puede ser tan dañino como ligarlo a la inflacción; en el término medio dicen que está la virtud. Pero también es evidente que las grandes empresas españolas no quieren oir nada de este tema y ellas si que deberían dar cierto ejemplo. No parece razonable que obtengan pingues beneficios mientras mantienen remuneraciones dignas del subempleo,eso que solemos denominar mileuristas. Claro que en las empresas públicas tampoco están como para dar ejemplo,las tasas de temporabilidad en estas roza lo escandaloso mientras los políticos crean cada vez mas con cierto ingenio pequeños reinos de taifas que se escapan a todo control y solo,para dar de comer a los agentes amigos o próximos al partido. Y ya casi nos dá igual que nos innunden con escándalos; a base de ser tantos ya comenzamos a estar anestesiados. Y así nos vá.
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