Hace tiempo vengo pergueñando en esta idea central como éjida de un pensamiento nacionalista no basado en una idea excluyente sino que,recogiendo lo que de sí contenga,sirva de unión a los circundantes más mediatos; es por ello que el posicionamiento con el cual nos debemos enfrentar ante los excluyentes o totalitarios sea precisamente el de invocar cierta dosis de cordura para atemperar los ánimos mas iracundos.
Max Weber definía al estado como el agente que detentaba el monopolio de la violencia legítima dentro de la sociedad; una violencia de varios surcos que se sustentan en la creación de un Derecho aplicable,una Constitución o base de Leyes edificadas por un poder legislativo y una brazo ejecutivo que se apoya, no solo en las fuerzas efectivas, sino sobre todo en un armazón económico y social,esto es,en un Gobierno.
Los estados para serlo no tienen que cumplir a rajatabla con aquellos preceptos; sus caparazones pueden estar compelidos de una férrea coraza basada en la fuerza extrema para pervivir aglutinando en su seno todas las facetas en sí mismo. Sus caras pueden ser poliédricas,dispares,pero sus fines vienen a converger en el mismo cauce:el predominio efectivo de una colectividad. Pero no siempre esto a sido así.
Parafraseando a Hegel, hubo un tiempo en que nadie tenía estado,luego hubo quien lo tuvo,y al final lo tiene casi todo el mundo. Y compele tener claro y muy nítido este casi,pues es aquí donde radica el gran problema social de las naciones ya costituidas pero que cobijan en su seno unos radicalismos nacionalistas capaces de truncar el status quo operante. Es cierto que este no es el único gran reto que tienen por delante;los hay incluso mas acuciantes,mas radicales o perentorios pero este,el de los paises sin estado,es de una envergadura que afecta a amplias capas sociales capaces de volcar todos sus afanes para perseguir un patrimonio que hunde sus raices en una arido lugar llamado alma colectiva. Se puede vivir con escasez,se puede vivir en constante guerra fraticida,se puede incluso vivir en un sinvivir, pero vivir sin patria aniquila el alma y,sin esta,hay gentes que no saben vivir sino es morir un poco dia tras día.
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