De cuando en vez suelo hacer mención de alguna celebre frase sobre los economistas que despiertan alguna sonrisa dormida o el sonrojo de algun economista despistado;pero hoy he recordado una frase que dice "nunca digas lo que piensas cuando hables de negocios" y esto debe ser lo que acontece con los economistas y analistas financieros en un mundo tan complejo como el que nos ocupa en estos momentos. En estos momentos si tomamos la prensa economica como referencia vemos como la situación de las Cajas de Ahorro ocupan los primeros planos.Vemos también como los análisis nos dicen que la restructuración necesaria para cumplir los nuevos Test de esfuerzo y bajo las nuevas pautas exigibles del Tier 1 llevarán a que las Cajas necesiten 48.000 millones de Euros ---según el diario El Economista--- para otros esta cifra se queda en 20.000 millones de Euros ---segun el diario Cinco Dias--- Si saltamos las fronteras encontramos que el periódico americano WPJ cifra esta necesidad en 30.000 millones de Euros.
Que obtenemos con todo esto; pues de una parte podemos extraer como primera premisa que las Cajas necesitan con urgencia una inyección de dinero fresco y,segundo, que su estado es calamitoso. Pero ni una cosa tanto ni la contraria. Que urge una remodelación es incuestionable pero que su estado es desasroso pues tampoco. Es cierto que la situación inmobiliaria y,por ende,el pasivo ligado al ladrillo contrae sustancialmente su liquidez;también es un hecho evidente que no ha aflorado todo el impago inmobiliario pero tambien es cierto que el margen de maniobra todavía es elevado. En la mayoría de los paises,incluida Alemania,la inyección de capital público ha sido millonario cuando aquí ni siquiera hemos llegado a utilizar en su totalidad el contemplado en el FROP,esto es,11.000 millones. Contamos ademas con otras iniciativas puestas en marcha por el Ministerio de Economía y se esta realizando otra operación que alcanza los 3.000 millones,amén de otros 3.000 comprometidos con la banca privada. Lo que sí es cierto es que alguna se debería dejar caer pues la actividad desarrollada solo ha favorecido a algun gobierno regional utilizándola como la caja del partido,ya para pagar sus desvaríos ya para acomodar a algun molesto compañero de filas o bien para el pago de algún favor inconfesable. Tenemos ademas el factor fagocitario que suele ser importante;es decir,que se coma a sí misma restándose tamaño y adquiriendo en tal suerte la dimensión real que debería tener.
La conclusión a la que quiero llegar es que no todo es tan negro como se quiere pintar ni tan clara como algún iluminado suele dibujar cuando tiene a un periodista a menos de cinco metros microfono en ristre.
Que obtenemos con todo esto; pues de una parte podemos extraer como primera premisa que las Cajas necesitan con urgencia una inyección de dinero fresco y,segundo, que su estado es calamitoso. Pero ni una cosa tanto ni la contraria. Que urge una remodelación es incuestionable pero que su estado es desasroso pues tampoco. Es cierto que la situación inmobiliaria y,por ende,el pasivo ligado al ladrillo contrae sustancialmente su liquidez;también es un hecho evidente que no ha aflorado todo el impago inmobiliario pero tambien es cierto que el margen de maniobra todavía es elevado. En la mayoría de los paises,incluida Alemania,la inyección de capital público ha sido millonario cuando aquí ni siquiera hemos llegado a utilizar en su totalidad el contemplado en el FROP,esto es,11.000 millones. Contamos ademas con otras iniciativas puestas en marcha por el Ministerio de Economía y se esta realizando otra operación que alcanza los 3.000 millones,amén de otros 3.000 comprometidos con la banca privada. Lo que sí es cierto es que alguna se debería dejar caer pues la actividad desarrollada solo ha favorecido a algun gobierno regional utilizándola como la caja del partido,ya para pagar sus desvaríos ya para acomodar a algun molesto compañero de filas o bien para el pago de algún favor inconfesable. Tenemos ademas el factor fagocitario que suele ser importante;es decir,que se coma a sí misma restándose tamaño y adquiriendo en tal suerte la dimensión real que debería tener.
La conclusión a la que quiero llegar es que no todo es tan negro como se quiere pintar ni tan clara como algún iluminado suele dibujar cuando tiene a un periodista a menos de cinco metros microfono en ristre.
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