El llamado milagro del crecimiento español de los últimos años viene de la mano de la especulación inmobiliaria;este es un hecho que pocos dudan; lo que no debería tampoco representar ningun atisbo es concretar cuales son los causantes de que aquel "milagro" se desarrollase con las funestas consecuencias que ahora reporta para toda la economía productiva. Una economía mas empeñada en salvar,de nuevo, al sistema financiero que a otros actores del solar patrio. El sector de la construcción llegó a representar el 12% del PIB, más del doble de lo que tal sector representaba en Gran Bretaña o Francia; necesitó de una mano de obra barata y poco cualificada,planes urbanísticos hechos casi a medida y unas ingentes cantidades de recursos financieros solicitados allende nuestras fronteras. Resulta cuando menos sospechoso que esta política no fuese advertida por el BdeE cuando todos los indicadores que deberían reseñar este crecimiento mostraban sin ninguna duda la creación no ya solo de una burbuja sino de un bolo de muy díficil pago,como ahora se está viendo. Pero si al menos permanecieron callados con los Bancos,al fin y a la postre entidades de índole privada, no debieron hacer lo mismo con las Cajas de Ahorros que contaban con unos Estatutos bastante diferentes a las entidades bancarias al uso.
Es obvio que aquel crecimiento milagroso podía hacer creer a las autoridades políticas que España era como una locomotora rauda y veloz,pero no así a las encargadas por velar por la integridad y salud del sistema financiero,crediticio y de deuda.
Todos, a lo que parece, cerraron los ojos a la evidencia; de las entidades municipales mejor es no decir ni mú. Pauperrimas como han estado siempre de tesorería lo que les ha ocurrido en los últimos tiempos era como para no creerselo. Claro que ahora estan despertando del mal sueño. Y es que hasta los milagros modernos ya no son eternos, como antaño.
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